martes, abril 14, 2009

Es casi la quincena de abril y aquí estoy, sentada en mi oficina en Santiago, intentando concentrarme, funcionando al 100% como madre, al 50% como abogada y al 10% como mujer. Llevo 3 meses de terapia y la psiquiatra me ha hecho bien. Me ha ayudado a entender la normalidad de mi proceso, la sanidad de mi pena, la naturalidad de mi rabia, la corrección de mi preocupación principal por mis pequeños milagros.
En este rato han pasado mil cosas, que se resumen más o menos como sigue:
1. Salí de la que fue mi casa a fines de enero. Estuvimos allegados en el departamento de mi hermana por casi un mes.
2. A fines de febrero me entregaron el departamento que con mucho esfuerzo, y el alto auspicio de mi amiga Janita, arrendé con opción de compra. Es en el mismo Condominio en que viven mi hermana y mi vieja, así es que he tenido mucha ayuda con los niños y las lucas.
3. Entre la familia y los amigos me ayudaron a armar una casa llena de caridad y de amor. Cada uno tiene su dormitorio y no falta nada que sea imprescindible.
4. Volví a relatar capacitaciones el 16 de marzo, tengo trabajo seguro hasta mediados de mayo y con ello puedo parar la olla con dignidad.
5. Con el Rata las cosas fueron de mal en peor al punto que tuvimos hasta pacos incluídos. Siempre pensé que eso le pasaba a otra gente, pero no puedo permitir que él piense que la violencia es natural: después de las amenazas vienen los golpes, y no sólo debo cuidarme yo, sino que también debo formar a mi Catalina del alma. Aún no tengo pensión para los niños, estoy a la espera de los alimentos provisorios; pero he intentado ser la separada que siempre quise de clienta, y he entorpecido l0 menos posible los contactos entre los niños y su padre.
6. Corrí la maratón de Santiago en versión 10 k. Los kms 3 a 6 fueron patéticos, pero igual llegué 1004 en mi categoría, que iba de los 19 a los 34 años (o sea yo era de las viejitas), así es que me siento poderosa. Lloré como cabra chica, sin dejar de correr, desde Estado hasta Amunátegui con Valentín Letelier, y la pachamama recibió con dulzura parte de mi duelo.
7. Lo he pasado mal. Para ser concreta, lo he pasado como las huevas. Pero ahora estoy bien, sobreviví, dicen siempre que lo que no te mata te hace más fuerte, así que ahora no soy una leona, soy una pantera.

Quiero paz, quiero trabajo, quiero bienestar para mi Cata y mi Juanma, quiero armonía entre el Rata y yo, quiero empezar de nuevo, y en eso estoy.

De repente me creo otro ego más y comienzo el blog de Mara la separada o algo por el estilo. Los actos psicomágicos son mi obsesión por estos días.