jueves, septiembre 11, 2008

no puede ser. resulta que al final sigo siendo la misma pendeja instintiva y desconsiderada que creí haber dejado de ser.
mi primer amor fue un amor platónico. teníamos 11 o 12 años y en realidad también él me quería, sólo que era demasiado tímido y lo más lejos que llegó fue a tomarme la mano. yo lo quería con esa veneración con que se quiere en la pubertad, con esa deseperación de estar viviendo el primer amor y con el terror de no ser correspondida.
y un día se fue. éramos tan chicos que no nos separó la universidad o el trabajo, sino la picante enseñanza secundaria. yo hice un par de esfuerzos muy grandes por mantenerme en su camino, pero él hizo lo que cualquier adolescente sensato hubiese hecho y se concentró en sus cosas, y eso es algo que, estoy descubriendo, en realidad nunca le perdoné.
hace como 10 años apareció un día, y para mí fue un mundo nuevo. aunque creo que soy intensa y que en mi vida he amado, querido y sentido a todo dar, la respuesta física que mi cuerpo tenía a su presencia era algo increíble. hablar con él, mirarlo, tomarnos un café, recibir una llamada al celular era una oleada de emociones que se paseaban por detrás de mir orejas, por mi nuca, por las clavículas, por las yemas de los dedos y hasta por detrás de las rodillas (no es una metáfora, es en serio).
nos besamos el mismo día en que volvimos a vernos, lo que fue un mal presagio porque nos encamamos rápido. por una parte, yo esperaba superarlo (fue placentero sentir tantas cosas, pero yo ya estaba embarcada en una relación buena y seria que no pretendía abandonar) y, por la otra, desquitarme un poco del despecho que sentí cuando se fue siendo niños. esta vez desaparecí yo apenas pude, y huí despavorida en la certeza de que, si seguíamos cerca, no nos íbamos a separar (por acá viene tu frase, Paz).
luego comenzó esta locura de los reencuentros masivos gracias a "las herramientas sociales de internet" y supe de él otra vez. todo bien. pero ayer lo hablé, y no pude evitar la tentación de coquetearle un poco... otro mal presagio, apenas comencé, supe que no me detendría hasta tener un gesto, que llegó a la segunda frase.
y otra vez estoy aquí, con las hormigas en el interior de los muslos, el abombamiento en los oídos, el vacío en el estómago. ni siquiera lo he mirado a los ojos y he pensado en él cada vez que mi cabeza no tenía una responsabilidad de la que hacerse cargo, y he recordado cada detalle de nuestra inocente amor de niñez y de nuestra irresponsable y apasionada aventura de juventud. "no quieres superarlo" me dijo anoche. no, en realidad fue "no queremos". recuerdo eso y los dedos se me han dormido

1 comentario:

Santiago Paz dijo...

Wow, que fuerte...

Y dicen por ahi que se nos enfrian los sentimientos con la abogacía. Como dirían los gringos: "BULLSHIT!".


Beijos.


atte:
Paz