martes, julio 31, 2007

qué tan desinteresado debe ser el amor...

en nuestra cultura judeo cristiano occidental, se supone que el amor debe ser absolutamente desinteresado, que debemos estar siempre dispuestos a ofrecer la otra mejilla cuando se nos golpea, que es nuestra obligación ser capaces de postergarnos y perdonar una y otra vez en nombre de lo que llamamos el amor verdadero...
se me cruzan varias ideas en este punto, la primera es algo que descubrí cuando estudiaba en las monjas y trabajaba en las colonias urbanas (no fue por las monjas directamente, fue por la acción social con niños más pobres): que era cierto que existía algo llamado vocación, pero que eso siempre debía llevarme a ser feliz. me refiero a que es hipócrita el que sufre (de alma, no de cuerpo) al realizar lo que entiende su vocación, que lo que define el haber "nacido" para algo es que no se concibe otra forma de vivir y, por eso, aunque implique sacrificios, dolores y decepciones, SIEMPRE vale la pena. cómo se relaciona eso con el amor? a mi modesto enteder, en que al amar verdaderamente debes ser feliz, debe valer la pena. y me refiero al amor de pareja, pero también al amor de amigos y capaz que al amor de madre o de padre, aunque para mí ese es más visceral que cualquier otro. tonces mi primera idea es que, por muy desinteresado que "deba" ser el amor, no debe hacerme sufrir permanentemente... así que, si siento que necesito alguna reciprocidad para seguir amando, porque sin ella el sentimiento comienza a hacerme daño, deja de ser amor y pasa a transformarse en obsesión, en recuerdo, quién sabe en qué...

toda esta paja mental, un poco básica y un poco estrogénica, viene de pequeñas soledades que he sentido en el último tiempo.
hay alguien a quien considero mi amiga y mi hermana, a quien respeto, admiro y quiero profundamente y a quien reconozco haber caminado conmigo buena parte de mi vida. ella ha tenido una suerte no tan buena como la mía y la vida adulta le ha sido un poco más difícil, con problemas varios en su matrimonio, su maternidad, su relación con su vieja, su pega... yo he tratado de estar lo cerca que se puede gracias al teléfono y al correo electrónico, pues el contacto físico es cada vez más difícil, y sé que es verdad que lo ha pasado mal y que le han afectado muchas cosas de los últimos años. me siento un poco sola respecto de ella porque, de sentir que mis problemas son tan simples y tan burdos frente a los suyos, hace meses que no me sincero con ella de mis pequeños dolores. además, con este lado masculino mío que me lleva a racionalizar todo, tildándolo irónicamente como mis escapes hormonales y uterinos, acabo convenciéndome de que no tengo problemas que contarle, cuando en realidad sí he necesitado que me oiga...
por otra parte está mi compañero, a quien también respeto, admiro y amo, y también agradezco construir conmigo una vida día a día. cotidianamente salvamos las diferencias con mucha naturalidad, a veces con una broma; otras, con sólo una frase; y muchas veces esas diferencias ni siquiera representan ya un problema, forman parte de nuestro propio paisaje y no molestan. pero en un par de ocasiones hay cosas que me han molestado seriamente, que incluso me han dolido, y cuando he tratado de conversarlas, siento que él responde a mi propia mecánica de bajarles el perfil y tratar de pasarlas por alto como si en verdad no fuesen importantes.

con el rata es un poco más fácil, vivo con él, así es que puedo darme la lata de sacar el tema cuántas veces sea necesario para que se dé cuenta de que sí me importa, que para eso él sabe que hueveo poco y no puede quejarse de que yo haga un problema de cualquier cosa. con la china es más complicado, coincidimos cara a cara en promedio unas 9 veces al año y a veces rodeadas de gente. necesito el espacio para decirles que los adoro y que siempre serán vitales para mí, pero que necesito su atención de vez en cuando, su atención a mis pequeños dolores y mis pequeñas soledades. y, como parece que el paso del tiempo ha borrado esa idea de sus mentes, necesito recordarles que no soy el tipo de mujer que "quiera decir" cosas, sino de la que "dice", así que no necesitan interpretarme sino sólo oírme.
en principio, creo que esa pequeña exigencia no desvirtúa lo verdadero de mi amor por ellos...

domingo, julio 22, 2007

El príncipe azul

Esta noche vi Manuel Rodríguez, hijo de la rebeldía, de la serie Héroes de canal 13. Raconto a mi adolescencia, una tonada en la que hablaban del momento en que le cuentan a su amada que el guerrillero ha muerto, y ella contesta con una sonrisa que eso no es cierto, al tiempo que el intelocutor se da cuenta de que él vive en los ojos de ella...
Yo me enamoré de Manuel Rodríguez como a los 12 años; me enamoré como un par de años antes me había enamorado de Jesús (no del resucitado, sino del carpintero y del orador). Ahora que pienso en todo eso creo que me enamoré de la imagen del revolucionario, que en cierta forma me era muy cotidiana - con bastante moderación - pues mi padre pertenecía a la resistencia política que nunca dejó de trabajar en los años de dictadura.
Así las cosas, mi príncipe azul era un idealista. Un soñador de un mundo raro, que aspiraba sólo a utopías en la conciencia de que era imposible que él viese construido su ideal, pero con la convicción de que algún día sería cierto. Mi príncipe azul vivía oculto, perseguido, pobre pero gozando de los pequeños lujos que podía darse, como una buena comida, una reunión con los amigos; y el día en que el azar le daba poder o dinero, los disfrutaba, gastaba y consumía con tal afán, que otra ver estaba oculto, era perseguido y pobre.

Cómo fue que llegué a enamorarme dos veces en mi vida de hombres pragmáticos, materiales y a veces materialistas, centrados en su círculo y entorno íntimo, trabajólicos, ansiosos del reconocimiento social? Supongo que en parte hay un equilibrio universal que tendió a matizar mi residuo revolucionario (repito que es un residuo, para que no haya quien ironice con mis afanes burgueses) con un compañero más bien conservador. Por otra parte, creo que la tensión permanente en la que vivimos gracias a la militancia ilegal de mi taita fue lección suficiente acerca de que no hay absolutos cuando se trata de buscar lo mejor para tu mundo, tu país, tu entorno y tu familia. También imagino que un revolucionario como mis imágenes predilectas, Jesús en la mar y Rodríguez cruzando la cordillera, de haberse fijado en mí, apenas hubiese tenido tiempo, energías y atención para el romance, y yo en mi vida soy mil cosas, pero antes que todo soy mujer y necesito que me vean, me miren, se relacionen conmigo.
Será por eso que los amores platónicos son una caregoría independiente? O que la aparición del príncipe azul siempre hace terminar los cuentos, porque, de seguir la historia, el cuento no acabaría tan bien?

lunes, julio 16, 2007

motivaciones de vida

La semana pasada, hubo una reunión de mis compañeros de Facultad. Creo que es la primera vez que asisto y no sé cuántas veces se han reunido antes. A vuelo de pájaro diría que llegamos unas 50 personas, número que deja de impresionar si se sabe que egresamos juntos más de 200, pero de todos modos no es una cifra despreciable.
Lo primero que debo decir es que, a diferencia de otras ocasiones en las que se habló de una posible celebración de los 5 y los 10 años de egreso, y algún after hour entre las mujeres de la generación, esta vez tuve sinceras y espontáneas ganas de estar ahí. Tengo una personalidad curiosa: soy bastante extrovertida y muy buena para hablar y conversar, pero necesito de una razón para comenzar a hacerlo... entonces, cuando estoy en ambientes en los que no me siento acogida o cómoda de entrada, me quedo quieta y callada en un rincón; supongo que eso me asustó las otras veces, la posibilidad de que nadie de mi círculo más cercano llegase y tener, otra vez, esa sensación de pollo en corral ajeno que tanto me aterró las primeras semanas de universidad. Ahora, sabiendo que sólo una de mis tres amigos "constantes" llegaría (precisamente la más sociable de todos y a la que sería imposible seguir el ritmo de tanto que rotaría durante la noche), no me importó. Quizás por fin maduré ese aspecto.
El segundo comentario obligado es que el tiempo ha sido compasivo con nosotros... hace ya 11 años que egresamos y ni siquiera los 2 que estudiaron viejos (entonces tendrían sobre los 50) se ven gastados. A unos 3 ó 4 muchachos se les notaban los kilos de más, pero dentro del margen de la buena vida y la poca vergüenza; y, como dijo una chica, las mujeres nos vemos mejor, porque ahora tenemos plata para hecharnos encima y eso se nota.
Finalmente y lo que en verdad quiero decir ahora, es que me sorprendió la cantidad de gente que acepta abiertamente dedicar su vida de manera preferencial a cosas que en verdad le importan, usando la profesión como un medio y, en algunos casos, sólo ante urgencias específicas. Eso fue algo inesperado para mí, porque algunos con los que conversé durante estos años comentaban lo absurdo que era encontrarse en la calle con excompañeros que hablaban de estar dedicados a "materias corporativas" mientras se les veía tramitando, como cualquier abogado del mundo; o la velada competencia acerca de quién llevaba más años fuera o tenía el mejor magíster o doctorado.
Una posibilidad latente es que haya conversado con los casos de laboratorio. Otra es que mi relajo para hablar de mi opción por la maternidad como ocupación principal haya bajado la guardia de algunos. Otra es que el mundo gire como corresponde a veces.
Creo que es maravilloso que una jueza del norte haya editado su libro de poemas; que un flamante fiscal lance su disco de trova en agosto; que nuestro glorioso director viva en Estados Unidos y tenga su espacio propio de comentario de cine en un canal latino; que varios funcionarios públicos acepten que adoran liberarse de sus obligaciones a las 6 de la tarde para dedicarse a sus familias, a ir al teatro o maestrear en casa. Cómo no los conocí antes? Me refiero a conocer verdaderamente, a darme cuenta que no era la única loca que tomaba la vida como venía y era capaz de decidir la ruta y el destino sobre la marcha.
Quiero y respeto mucho a los 3 amigos cercanos que me dejó la universidad, pero esta reunión me hizo pensar en que mi absurda timidez "de entrada" quizás me privó de conocer a gente entretenida y diferente (porque yo ni actúo, ni canto, ni escribo a diario, hago todo eso a medias nada más) que ahora quisiera haber hecho un poco más parte de mí

lunes, julio 09, 2007

Fin de pecados capitales. N°7 Soberbia

Dudo que esto salga entretenido y ya me aburrí y ni siquiera sé por qué alguien con déficit atencional (o sea yo) termina una serie que no sabía si iba a terminar.
Del catálogo de Dante, para mí este es el pecado en toda la extensión de la palabra: culposo, destructivo, cargado de mala voluntad y, sobre todo, eminentemente visceral.
Yo creo que nací soberbia, o me la sembraron chiquitita, porque honestamente me he sentido superior muchas veces. Curioso en todo caso, porque me carga esa sensación, tanto que odio a la gente soberbia, :s
En algún momento de mi eterno proceso de razonalización decidí que me cargaba la soberbia, y que aunque me fluyese, quería sacarla de mi vida. Ya es mucho más mecánico y, aunque me sigue costando, la reacción es un poco más natural y consigo moderarlo.
Pero lo sigo odiando en el entorno, porque además estoy convencida que la soberbia es la madre de la intolerancia, y creo que esa es una de las plagas de nuestro tiempo... sentirse superior lleva más o menos rápido a creer que los inferiores son prescindibles y hasta dañinos, y ahí vamos con el machismo, con el terrorismo religioso, con la homofobia, con la segregación de los pueblos originarios... buuuu, lata, con toda mi estructura cuadrada para mi vida personal, me encanta la diversidad y "el mundo de mil colores" que puede generarse en la tolerancia. Creo que eso me motiva en mi kick-boxing interno... una nueva dualidad? puede ser: soberbia y tolerante de nacimiento, qué raro

miércoles, julio 04, 2007

Pecados capitales. N°6 Vanidad

Ni tanto ni tan poco...


Primero fui cero vanidad, un poco porque mi autoestima era terrible hasta los 18; otro porque en mi casa ni faltaba ni sobraba nada, así que la única posibilidad de cuidarme "especialmente" era a punta de secretos de naturaleza; finalmente, porque era entonces la chica inteligente de todos mis entornos, y yo creía que ser guapa y ser lista a la vez era imposible.

Durante la universidad cambió la percepción que tenía de mi misma; además empecé a trabajar y pude disponer de platas para mí. Así llegué más o menos a los 23 con un fuerte culto a lo externo, con adicción absoluta a las cremas de tratamiento, los zapatos, las carteras, la peluquería, la manicura y el pedicuro.

Hoy soy mamá, así que tengo poco tiempo libre; estoy casada y me siento responsable de nuestro hogar común, así que no me sobra mucho recurso; también soy más mujer, así es que hay aspectos físicos míos que me enorgullecen y exploto, sin creerme demasiado el cuento. Creo que tengo un pelo hermoso, lo cuido mucho y en general está de algún precioso color de moda (ahora no, porque estoy embarazada, pero apenas el Juanma deje de mamar volveré a ser pelirroja); tengo unas manos pequeñas y femeninas que hoy no son muy llamativas, pero siempre están impecables; la naturaleza me regaló buenas piernas y buen trasero para quienes gustan de mujeres con formas femeninas tradicionales (si les gustan las flacas, me van a encontrar atroz), que también trabajo a punta de caminatas y localizados.

Supongo que ni siquiera siento que peco con esto. Qué fome resultó. Ya me aburrí de los pecados, trataré de escribir de inmediato sobre la soberbia, para acabar de una vez.

domingo, julio 01, 2007

Pecados capitales. N°5 Ira

Dice mi marido que el hediodo no se huele, así es que puede que tenga una apreciación equivocada, pero creo que este es el defecto que me describe por sobre cualquier otro.

Soy el tipo de personas que cree que el equilibrio y la paz individual pasan también por una armonía con el entorno, y por eso tiendo a matizar las reacciones viscerales, a bajarles la intensidad para no causar daño... ojo, no me callo, sólo espero a que la mierda baje, porque prefiero ser simplemente honesta a ser hiriente.
Pero me fluye. Siento una oleada de enojo, rabia y ánimo de romper, gritar e insultar en muchas ocasiones de mi vida.

En lo personal, me llena de ira:
* los que por toda argumentación sostienen su posición de autoridad o repiten frases ajenas sin razonar
* los que se pasan por buena parte los sentimientos (no sentimentalismos) de las demás personas
* los que se preocupan demasiado de lo que los demás piensen acerca de ellos
* los que creen que tener hijos es una forma de prolongar su propia existencia al infinito, y los convierten pequeños clones que tengan o logren lo que ellos no pudieron
* los que no dialogan y sólo monologan
* los que desprecian a los que son diferentes

En la vida, me llena de ira:
* los políticos, nacionales o extranjeros, que pretenden convencernos de que quieren lo mejor para nosotros cuando sólo buscan poder
* los editores periodísticos que sacrifican la completa realidad por la realidad vendible y explosiva
* los padres y madres que riegan hijos para que vivan en la calle fumando pasta y haciendo servicios sexuales por 2 lucas
* las compañías farmacéuticas que gastan millones en visitadores y muestras médicas para halagar a los médicos privados, pero que no pueden aportar a los sectores y países que viven miserablemente
* los empresarios que exigen subsidios cuando su sector está deprimido, y piden exenciones tributarias cuando les va bien
* los grupos empresariales que piden flexibilidad laboral y tiene helipuertos o llegan en aviones bimotor a la casa en Cachagua, en Villarrica o en Horno Pirén

Además de eso, muchas cosas me hacen llegar mierda a la garganta, porque soy rápida a la ira. Pero soy razonable y llevo años buscando el equilibrio, así es que, a menos que me saquen de quicio, no serán víctimas de mi ira...