domingo, julio 22, 2007

El príncipe azul

Esta noche vi Manuel Rodríguez, hijo de la rebeldía, de la serie Héroes de canal 13. Raconto a mi adolescencia, una tonada en la que hablaban del momento en que le cuentan a su amada que el guerrillero ha muerto, y ella contesta con una sonrisa que eso no es cierto, al tiempo que el intelocutor se da cuenta de que él vive en los ojos de ella...
Yo me enamoré de Manuel Rodríguez como a los 12 años; me enamoré como un par de años antes me había enamorado de Jesús (no del resucitado, sino del carpintero y del orador). Ahora que pienso en todo eso creo que me enamoré de la imagen del revolucionario, que en cierta forma me era muy cotidiana - con bastante moderación - pues mi padre pertenecía a la resistencia política que nunca dejó de trabajar en los años de dictadura.
Así las cosas, mi príncipe azul era un idealista. Un soñador de un mundo raro, que aspiraba sólo a utopías en la conciencia de que era imposible que él viese construido su ideal, pero con la convicción de que algún día sería cierto. Mi príncipe azul vivía oculto, perseguido, pobre pero gozando de los pequeños lujos que podía darse, como una buena comida, una reunión con los amigos; y el día en que el azar le daba poder o dinero, los disfrutaba, gastaba y consumía con tal afán, que otra ver estaba oculto, era perseguido y pobre.

Cómo fue que llegué a enamorarme dos veces en mi vida de hombres pragmáticos, materiales y a veces materialistas, centrados en su círculo y entorno íntimo, trabajólicos, ansiosos del reconocimiento social? Supongo que en parte hay un equilibrio universal que tendió a matizar mi residuo revolucionario (repito que es un residuo, para que no haya quien ironice con mis afanes burgueses) con un compañero más bien conservador. Por otra parte, creo que la tensión permanente en la que vivimos gracias a la militancia ilegal de mi taita fue lección suficiente acerca de que no hay absolutos cuando se trata de buscar lo mejor para tu mundo, tu país, tu entorno y tu familia. También imagino que un revolucionario como mis imágenes predilectas, Jesús en la mar y Rodríguez cruzando la cordillera, de haberse fijado en mí, apenas hubiese tenido tiempo, energías y atención para el romance, y yo en mi vida soy mil cosas, pero antes que todo soy mujer y necesito que me vean, me miren, se relacionen conmigo.
Será por eso que los amores platónicos son una caregoría independiente? O que la aparición del príncipe azul siempre hace terminar los cuentos, porque, de seguir la historia, el cuento no acabaría tan bien?

9 comentarios:

Francisca Westphal dijo...

Yo creo que si, que cuando conocemos a esos seres que creemos perfectos nos damos cuenta que no lo son y chao el amor, por esos son amores irreales que viven en nuestras fantasías, y con los amores cotidianos aprendemos y nos relacionamos desde adentro conociéndolos cada día y descubriéndonos.... besotes

Ale dijo...

Los revolucionarios son de esos que te dejan prendada de por vida, pero con los que uno no tiene ningún futuro porque por muy bonita que pueda ser la historia el futuro no se ve muy seguro a su lado.

Yo tuve uno que no era revolucionario, pero era hijo de exiliado y había vivido en mil lugares había trabajado hasta en Sri Lanka y todo ese mundo que tenía además de los 5 años de diferencia eran fascinantes pa mi.
El era mi rebelde.
Un beso amiga cuidate

alma.verde:. dijo...

un día estaba la princesa esperando al principe azul. cuando lo vio venir en el caballo blanco, se tendió en el suelo y cerró los ojos...
y es que alguien le dijo alguna vez que un principe azul nunca pasa junto a una mujer que tenga los ojos bien abiertos

Nosotras mismas dijo...

Mejor que el príncipe azul sea platónico, no vaya a ser que lo besemos y se convierta en rana.

Saludos.

ACA ESTAMOS P'AL GATO dijo...

Muchas veces se confunde el "amor platónico" con la admiración por el otro.
Discrepo con el comentario anterior de Ale : Sí que hay futuro cuando se acompaña al o la opción de un revolucionario.
Mil saludos, bonito blog.

ACA ESTAMOS P'AL GATO dijo...

Gracias por su pronta visita.
Podría tener el privilegio de leer algo de su felina investigación? Hágamela llegar.
Abrazos.

Libelula dijo...

Ufff.. tal vez no termine tan bien el cuento pos.. yo conozco mil hombres que parecían "principes" y al momento de acercarnos a las últimas páginas de los libros, te das cuenta que son distintos.
Se cierra el libro, y te das cuenta que los principes azules son solamente algo lindo en que creer.

Alita´s Way dijo...

Eso de los príncipes azules es algo que va con la idealización de las personas. Yo amé al que fue por años mi príncipe azul, pero el tiempo lo fue transformando en menos que una rana. Me doy la bienvenida a tu blog y te invito a leer el mío, soy una principiante en estas ligas.
Saludos
Ale

Santiago Paz dijo...

cual es esa fijacion de las mujeres por el principe azul???




beijos, colega-amiga.




atte:
Paz



p.s: no creo en los principes azules ni en las princesas...